Las lesiones musculares de los gemelos son frecuentes en deportes con gestos explosivos y cambios de dirección bruscos, como el fútbol, el pádel o el tenis. Se estima que hasta el 4% de todas las lesiones que suceden en un equipo de fútbol profesional a lo largo de una temporada son lesiones del gemelo. El mecanismo de producción habitual es una contracción brusca de la musculatura a una alta velocidad, lo que genera una pérdida de continuidad de las fibras musculares, habitualmente en la zona de unión con la aponeurosis.
Los lesionados suelen notar una especie de “chasquido” o “pedrada” en la cara posterior de la pierna, que se sigue de un dolor que impide continuar haciendo deporte. Este dolor puede ir en aumento en las siguientes horas tras la lesión, dificultando en ocasiones la marcha. En caso de rotura de las fibras musculares, suele aparecer un hematoma en la cara posterior de la pierna y una depresión en la zona donde se produce la rotura.
El diagnóstico se realiza a través de los síntomas y de una buena exploración física. La presencia de dolor intenso a punta de dedo, habitualmente en el borde interno del vientre muscular del gemelo interno, es indicativo de lesión. La ecografía puede ser útil para valorar la presencia de hematomas y, en caso de roturas grandes, determinar su tamaño. Sin embargo, roturas pequeñas pueden pasar desapercibidas en las primeras horas / días tras la lesión. La resonancia magnética nuclear es la prueba más sensible para diagnosticar la enfermedad, incluso en fases tempranas tras la lesión.
El tratamiento inicial va enfocado a la disminución del dolor, por lo que se suele recomendar la compresión de la zona con un vendaje o medias elásticas, frío local, reposo, elevación de la pierna y analgésicos. En determinadas circunstancias, y siempre a criterio del médico, puede ser necesario añadir tratamiento anticoagulante con heparina para disminuir el riesgo de trombosis de la pierna.
Cuando la fase aguda de dolor cede, el tratamiento principal es la fisioterapia, cuyo objetivo es la regeneración de las fibras musculares lesionadas por otras nuevas, sin que se desarrolle una cicatriz fibrosa, que puede ser dolorosa y predisponer a nuevas roturas en el futuro. Para conseguirlo esto, son muy importantes las pautas de ejercicios dirigidos para activar la zona lesionada.
Si existe un hematoma grande en la zona de lesión, puede ser necesario evacuarlo, para lo cual la asistencia con ecografía ha demostrado una gran utilidad, pues permite llegar con una aguja al sitio exacto del hematoma y la extracción de todo su contenido. La administración asociada de plasma rico en plaquetas a la zona de la rotura puede ser útil para favorecer la curación de la lesión.
El periodo completo de recuperación depende del tamaño de la rotura. Al ser lesiones con alta tendencia a la recidiva, el alta deportiva debe realizarse siempre después de una valoración exhaustiva por parte de todo el equipo médico involucrado en el tratamiento
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